Un poco de historia de la Copa Libertadores


La Copa América fue el primer campeonato de fútbol de selecciones nacionales que se disputó en el mundo. La idea de crear una competición sudamericana interclubes surgió en 1958, tras el éxito obtenido por la Copa de Europa, instituida por la Unión Europea de Fútbol Asociación (UEFA) y cuya primera edición se celebró en la temporada 1955-1956.

Existían, además, algunos precedentes en el propio continente americano. En 1900 nació la Copa Competencia, disputada entre clubes Uruguayos y Argentinos que se enfrentaban a partido único, en terreno neutral, durante las fases previas, y cuya final se disputaba en Buenos Aires.

Después fueron creadas la Copa de Honor (con final en Montevideo, Uruguay) y la Copa Río de la Plata (que se dilucidaba entre los respectivos campeones nacionales de ambas orillas de dicho río). Eran igualmente frecuentes la giras continentales de los clubes más prestigiosos, con fines tanto deportivos como económicos.

Ya, en el año de 1948, se dió desarrollo al Campeonato Suramericano (Club), realizado en la ciudad de Santiago de Chile y en el que participaron los campeones del año 47 de las principales ligas surcontinentales.

En el proyecto de creación de la Copa Libertadores, alentado también por la UEFA, se incluía la idea de crear la Copa Intercontinental, que enfrentara cada año a los campeones de ambas confederaciones para determinar el mejor equipo del mundo.

En 1959 se obtuvo la aprobación definitiva por parte de la Confederación Sudamericana de Fútbol, y el 19 de abril de 1960 se puso en marcha la competición, denominada en principio Copa de Campeones de América y destinada únicamente a los campeones de cada país (según el modelo de la Copa de Europa). En 1964, la federación uruguaya presentó la idea de incluir a los subcampeones nacionales en la competición. Un año más tarde entró en vigor dicha fórmula y la competición adoptó su denominación oficial actual: Copa Libertadores de América.

La Copa Libertadores supuso desde sus inicios un rotundo éxito deportivo y económico y adquirió gran popularidad entre los aficionados. A su amparo se construyeron nuevos estadios, se ampliaron otros y creció la rivalidad deportiva entre los distintos equipos sudamericanos. También posibilitó que las estrellas de las ligas nacionales menos pujantes pudieran acceder a los grandes clubes. La Copa América atrae la atención de toda Latinoamérica cada dos años. Es el momento de ver a las escuadras más potentes del continente y a los jugadores más cotizados del momento.

Selecciones como Argentina y Brasil, subcampeona del último Mundial, deben demostrar su superioridad frente a combinados que cada año mejoran su juego y aumentan sus aspiraciones en competiciones internacionales.

Venezuela, Bolivia, subcampeona de la última edición, Perú y Ecuador están ansiosas de demostrar que no acuden a este torneo como simples espectadores de lujo.

“El trofeo de la Copa Libertadores se hizo en Perú, por artesanos peruanos guiados por mí”, dice don Alberto en una sala de reuniones en San Isidro, recordando los detalles que iniciaron una pasión que hoy es patrimonio futbolístico de Sudamérica.

“Y así nació la Copa Libertadores”. Don Alberto de Gasperi sentencia el fin de una historia de la que usted recién se va a enterar. Este italiano de 76 años le pone “retro” a la memoria medio siglo atrás para contarnos que la obsesión es peruana, que la copa más importante de clubes de fútbol del continente fue bañada por primera vez por el aire de Lima, aunque, como la hija más ingrata, un día se fue y no ha vuelto, a pesar de que todavía seguimos esperando por ella.

Ese objeto del deseo que los peruanos solo podemos ver, gigante y linda, todos los martes, miércoles y jueves en la presentación de los partidos por las pantallas de Fox Sports, se forjó en el taller de la joyería Camusso, ubicada en la avenida Colonial. De Gasperi, ingeniero y jefe de la planta, sitúa su fabricación en 1969, pero el tiempo va dejando secuelas en el recuerdo. Carlos Enciso, periodista de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) en los años 60, asegura que fue en 1959 cuando el dirigente peruano Teófilo Salinas, entonces directivo de la entidad, le encargó a De Gasperi que él y los artesanos de Camusso le dieran vida a la copa. “Él nos dio una idea, hicimos un dibujo, lo rechazó, hicimos otro, le gustó. Lo que más tardó fue su aprobación. Cuando no le gustaba, había que volverla a pensar. Como decimos en la jerga de la platería, tenía que “pagar el ojo”. Cuando el doctor Salinas vio el resultado final, quedó encantado”, afirma don Alberto, quien era el director de la planta de Camusso, una de las joyerías más antiguas del país fundada en 1933 y que hoy es reconocida en el ámbito internacional.

El trofeo original fue hecho en varias piezas de plata 925 y fue diseñada imitando la figura redonda de un balón formada por dos piezas cuya costura está tapada por el listón. En principio esa cinta iba a albergar el nombre de los ganadores hasta que se dieron cuenta de que “no habrían entrado todos”, cuenta De Gasperi. El trofeo podría simbolizar la dualidad del fútbol. Tiene de arte y de calle. El hombrecito que está en la cúspide pateando una pelota “se copió de una copa de bronce que vendían en las tiendas para los campeonatos de los colegios”, agrega. Todas las piezas están unidas desde la base por un perno. “Es la única pieza que no es de plata. No lo diga, pero es de bronce”, bromea el ingeniero.

La pieza llenó de orgullo a sus creadores y dejó satisfechos a Salinas y al argentino Raúl H. Colombo, entonces presidente de la Conmebol. “Tenía unas dimensiones casi perfectas. No importaba mucho el precio, solo era pagar lo que se gastaba en el valor de la plata”, dice De Gasperi. “Y eso que en ese momento no se usaba la computadora. Todo era a mano”, agrega Fabio Tonani, uno de los directivos actuales de Camusso.

No hay mucho registro de la primera copa. “Hasta 1968 no se ve a ningún jugador con la copa. Recién ese año aparece Juan Ramón Verón, líder del Estudiantes campeón, bajando del avión con ella”, afirma el periodista argentino Jorge Barraza, jefe de prensa de la entidad y columnista de DT.

Ahora esa copa que algún día estuvo en sus manos se pasea todos los años por Sudamérica y don Alberto la observa a la distancia y se llena de una mezcla de nostalgia con satisfacción. “Cada vez que yo la veo por televisión me emociono, la verdad que sí. Me llena de orgullo no solo por mí, sino por todos los que la hicieron, de los artesanos, que son muy buenos. Todo un equipo de unas 12 personas. Vale la pena saber que se hizo en el Perú. Lástima que no se ha quedado mucho tiempo por acá”.


El dato

El último ganador de la Copa es el Estudiantes de la plata-Argentina

Lo curioso

El trofeo fue restaurado en el 2004, pero en Chile, no en Perú.

Fuente:elcomercio.pe
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